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Brújula¿Vivimos en una democracia sentimental?

¿Vivimos en una democracia sentimental?

“Toda una compañía de fantasmas recorre Europa. Se trata de viejos conocidos: el nacionalismo, la xenofobia, el populismo. Suiza vota limitar la inmigración, crecen los partidos antieuropeos, Cataluña no se siente querida. Presenciamos así un movimiento de introversión agresiva dominado por las emociones antes que por la razón. Incluso las reivindicaciones más extravertidas, del 15M a Beppo Grillo, pasando por Podemos y el Tea Party norteamericano, se inclinan hacia el irracionalismo, cuyo rasgo más característico sería la búsqueda de un chivo expiatorio: banqueros, políticos, ricos, gobiernos”. Son las palabras que en julio del año pasado Manuel Arias Maldonado, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Málaga, publicaba en un artículo en El País. En él, ya nos advertía de la llamada democracia sentimental, un fenómeno que, bajo su perspectiva, es el resultado de una infección populista que padecen las democracias liberales representativas y que conduce a la sentimentalización irracional de las demandas ciudadanas. La Fundación Juan March ha invitado al investigador y escritor a su próximo Seminario de Filosofía para profundizar acerca de la idea de democracia sentimental y debatir con el público sobre lo que está siendo uno de los temas más polémicos de la política española.

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