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Mientras tantoViviremos menos

Viviremos menos


 

La “ciencia económica” que difunde que las pensiones públicas son insostenibles y que, por tanto, hay que hacerse un plan privado para regocijo de las entidades financieras, que lograrán tener cautivos los parcos ahorros de los españoles hasta su muerte, usa como principal argumento que cada vez vivimos más y al sistema le es muy difícil sostener a una persona desde los 65 a los 85 años. Obviamente, no cuentan que si gracias a las conquistas sociales de los trabajadores, quienes ahora se jubilan lo hacen con una pensión de más de 1.300 euros, de media, los jóvenes que se incorporan al mercado de trabajo lo hacen con salarios de 645,30 euros al mes, tomando como referencia el salario mínimo interprofesional.

 

Pero ni siquiera aportando estas cifras podemos decir que el sistema público de pensiones es insostenible. Ni siquiera aunque tengamos en cuenta que el paro juvenil en España supera el 50%. Porque en ningún lugar está escrito (o si lo está, se puede cambiar) que las pensiones no se puedan financiar con impuestos además de con las cotizaciones sociales. La política es el arte de lo posible. Y tiene que ser posible un sistema que garantice un retiro y una vejez dignos. De lo contrario se estaría rompiendo un compromiso social básico que justificaría una objeción fiscal. Por parte de los de abajo, claro. Las grandes empresas sólo tributan un 9,9% en Impuesto de Sociedades, con datos del año 2010. Por ahí hay mucho que rascar para resolver el problema recaudatorio de España. Y por el fraude fiscal, que equivale a un 25% del PIB.

 

Detrás de esta disparidad entre las pensiones con las que la gente se jubila y los salarios con los que entra en el mercado de trabajo está la disconformidad de los organismos internacionales con que los españoles tuviéramos salarios que nos permitieran una vida desahogada y su éxito en conseguir que se vayan generalizando los salarios de miseria. Pero hay otra cosa que les preocupa mucho y que da aún más miedo: según su opinión, vivimos demasiados años. El Fondo Monetario Internacional considera que la longevidad es un riesgo financiero. También se está poniendo remedio a ese “problema”: la esperanza de vida en España está comenzando a reducirse. La lástima es que quienes llevan utilizando muchísimos años el argumento de la longevidad en sus augurios sobre la insostenibilidad del sistema público de pensiones tendrán que cambiar de disco. A ver qué se inventan. Con los tiempos que corren es posible que ni siquiera tengan la necesidad de coartada.

 

Baja la esperanza de vida en España

 

La esperanza de vida en España ha caído. No es una noticia. Se publicó en el mes de agosto de 2013 a raíz de la Memoria Anual de 2012 que elabora el CES. En ella, con datos de Eurostat, se daba cuenta de que la esperanza de vida al nacer de los hombres había caído entre mediados de 2011 y mediados de 2012 desde los 79,16 hasta los 79,01 años y la de las mujeres, desde los 84,97 hasta los 84,72 años.

 

Lanzamos la hipótesis: los recortes sufridos para que los acreedores de España recuperen todo el dinero están provocando la caída de la esperanza de vida de los españoles. Dirán que viene incluso bien, porque, con todo y con eso, el pueblo español es de los más longevos del mundo. No sólo hemos vivido por encima de nuestras posibilidades sino que también hemos vivido demasiado tiempo.

 

Las estadísticas del INE aún no recogen una caída de la esperanza de vida al nacer, pero sí una ralentización en el ritmo de aumento. Así, de media, en 2012 alcanzaba los 82,29 años, apenas por encima de los 82,27 de 2011, cuando en 2010 la cifra era de 82,09 y en 2009, de 81,67 años.

 

Si bajamos al nivel de las Comunidades autónomas, las estadísticas del INE sí revelan reducciones en la esperanza de vida al nacer. En muchos casos, entre las mujeres, como las asturianas, que han reducido su esperanza de vida desde los 84,82 hasta los 84,78 años entre 2011 y 2012. O las canarias, desde los 84,35 hasta los 84,26 años, además de las cántabras (desde los 85,84 hasta los 85,7 años). Pero también hay otros ejemplos en los que cae la esperanza de vida de los varones. Es el caso de Castilla y León: desde los 80,32 hasta los 80,25 años. O de Castilla-La Mancha: desde los 80,41 hasta los 80,19 años. También en Navarra: desde los 80,86 hasta los 80,37 años. Hay en otras, incluso, en las que ha bajado la esperanza de vida media. En Extremadura, por ejemplo. (desde los 81,79 hasta los 81,45) porque ha bajado tanto la de hombres (desde los 78,64 hasta los 78,51 años) como de las mujeres (desde los 85,07 hasta los 84,52 años). O en La Rioja, donde la esperanza de vida media baja desde los 82,91 hasta los 82,69 años.

 

También hay que tener en cuenta las grandes diferencias existentes entre Comunidades autónomas. La esperanza de vida media oscila entre los 80,42 de Melilla y los 83,74 años de Madrid.

 

Por provincias también vemos una gran dispersión. En Huelva y Cádiz la esperanza de vida apenas supera los 80 años, mientras que en Soria, Salamanca y Guadalajara ronda los 83,8 años.

 

Podemos ser líderes en esperanza de vida en Europa. O estar entre los líderes. Pero, ojo a este mapa: no podemos decir lo mismo en esperanza de vida saludable. Vivimos mucho, pero mal.

 

Esperanza de vida saludable

¿Qué pasa a partir de los 65 años?

 

También es interesante echar un ojo a la estadística del INE de esperanza de vida a partir de los 65 años, que es la edad estándar de jubilación. Al menos, hasta la fecha. Ya se ha comenzado a retrasar y quizás la estadística cambie pronto y ponga el corte en los 67 años, la nueva edad de retiro.

 

La esperanza de vida a los 65 ha bajado desde los 20,7 años de 2011 a los 20,61 años de 2012. En el caso de los varones, la caída se produce desde los 18,57 años hasta los 18,52, mientras que la de las mujeres pasa de los 22,57 años hasta los 22,46.

 

La estadística nos muestra que no es la primera vez en las dos últimas décadas que sucede esto. Ocurrió también entre 1997 y 1999, en que hubo dos años consecutivos de caída de la esperanza de vida a los 65 años. Y entre 2002 y 2003. Para luego bajar en 2005 también y mínimamente en 2007. Pero tras esos impases, la recuperación fue fulgurante. En esta ocasión tenemos que vigilar si la caída es algo coyuntural o es el inicio de una tendencia.

 

Nuestra hipótesis es que van a continuar deteriorándose estos datos en los próximos años. La combinación de elevada tasa de paro, salarios menguantes, pobreza al alza y recortes en los servicios sociales es nefasta para la esperanza de vida. El clima, sin lugar a dudas, es una ventaja competitiva respecto a nuestros vecinos de la Europa del norte, pero no el definitivo: ya hemos visto cómo nuestros vecinos del norte viven sanos más tiempo que los españoles. Esta estadística de Eurostat, complementaria a la anterior, muestra cómo los europeos del norte son los que más años esperan vivir sanos a partir de los 65:

 

Esperanza de vida saludable a partir de los 65 años

Nuestra longevidad, en definitiva, depende de unos servicios públicos menguantes. Tanto, como indica esta tabla extraída de la Memoria del CES que antes mencionábamos:

Presupuestos a la baja en las Comunidades Autónomas

 

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