EL BISONTE ROJO
Es otra vez agosto
y recuerdo la cascada
y los colores en que la luz
se rompe.
Y regreso al tiempo
cuando pinté el bisonte rojo
de la cueva
los inviernos infinitos
cuando temblaban de frío
los niños
entre la luz de las hogueras
y las sombras vivas.
Afuera seguía la noche
o volvía el sol tibio y amarillo
y corría de nuevo el agua
en la cascada los colores
de la vida.
Como cuando pinté
el bisonte rojo de la cueva.
Mientras pasan mil siglos
y grita afuera el hombre
y aún llega aquí el aliento
de aquel bisonte rojo.
SABER ALGO BRILLANTE
saber algo brillante
y perdido
como el sol blanco
como la alegría
de la primera mañana
de la juventud
como el aliento leve
del viento que viene
algo como la lágrima primera
del hombre
cuando huye del horror
del otro
del prójimo que sabe
la verdad
y que ama la ira.
Saber de la alegría
de las lágrimas
las lágrimas brillantes
que bajan como ríos
lágrimas que van
a las ciudades nuevas
donde los hombres pintan
bisontes rojos.
CUANDO JULIÁN MARCOS CENABA CON ORSON
No era tan distinto
el color del cielo
cuando caía la tarde.
A veces veía
a Julián Marcos
que iba deprisa
por la calle Ancha
y me gritaba:
-“Hoy ceno con Orson”
y Franco estaba cada día
más viejo
y sólo fusilaban gente
algunas noches
en las tapias.
Pedíamos a la vida
que todo fuera
como una gran película.
No era tan distinto
el color del cielo
cuando caía la tarde.
Ahora viene otro cine
las golondrinas anidan
cada vez más alto
en las murallas
llego a mi casa
donde mi gato negro
aguarda
y hay un cielo de estrellas
y la película está a este lado
del mudo todavía
como cuando Julián Marcos
cruzaba la calle Ancha.
EL INVENTO QUE HICIMOS DE LA VIDA
Ya está a punto de llover
después de la sequía del verano
y no sé si me querrás aún
no sé por cuántos años
creerás en el invento que hicimos
de la vida
las cosas pequeñas de la casa
como los libros de amor y las flores
y la música del violín roto
de tu escuela.
Pero quizás no llueva aún
y todo siga quieto
todo aguardando
un lugar del tiempo y del deseo
de donde viene la música
un lugar donde Dios es sólo bueno
y es amado por nosotros
un lugar donde ha muerto el terror
y está a punto de llover
y no sé si me querrás aún
si todavía creerás en el invento
que hicimos de la vida.
LA CASA QUE ASOMA SOBRE EL ACANTILADO.
- I -
Bastaría esta noche
cuando el océano se rompe
contra las rocas del acantilado.
los balcones abiertos
mientras la inmensidad salpica
en la cama deshecha
de la alcoba.
Sería suficiente vivir esta noche
en la casa asomada sobre el océano
interminable
haber vivido esta noche de deseo
en esta isla última del mundo
y despierta el alma
en el horror del paraíso
la atracción de los astros
los cuerpos que tiemblan
desnudos en la cama deshecha.
Es suficiente esta noche
cuando el océano se rompe
contra las rocas del acantilado
sobre el que está la casa.
Bastaría esta noche
para saber que has vivido
mientras las olas se rompen
sin fin
contra el acantilado.
- II -
Porque es vivir
sin los límites del paraíso
sólo la noche inmensa
que penetra tu sangre
el jadeante deseo de la vida
sin terror y sin culpa
la madre luna de ansia y soledad
allá arriba perdida
y el mar que se rompe
contra la tierra última
la tierra compasiva
en el delirio infinito
de ser hombres.
VENDIMIA
Estoy cantando a un amor
que una vez tuve
en una vida parecida a ésta
en un tiempo de viñas encendidas
igual que este septiembre
aún con los secos ríos.
Se parece al caminar
cogido de tu mano
cuando quiero subir
hasta donde somos
sólo novios
devueltos a las terrazas
de las uvas
comer tantas uvas maduras
como los perros perdidos
de los pueblos
que sueñan que son hombres
emborracharnos con el amor
que hay
y ser siempre gente como dioses
saber que de vez en cuando
cantamos a una vida parecida a ésta
en un tiempo de viñas encendidas.
AVENTURA
No sé si es venta
o es castillo
por dónde andamos
bajo las nubes del otoño
por dónde vamos
bajo un cielo tan alto.
No se si es venta
o es castillo
o si es otra orilla de la vida
este aposento donde aguardo
que venga alguien
alguien que no ha venido nunca
y que veo llegar ahora
alguien que también anda
a tientas en lo oscuro
que no sabe si estamos
en venta o en castillo
alguien muy encantado
como la chica
con la que inventé el mundo
la casa entre nogales
que llenamos de flores y de libros
un sitio donde crecía
la música
ese lugar donde Dios
-entre nogales-
era solamente bueno.
LA MUCHACHA DE GRANDES ALAS
De pronto me despierto
donde los mansos ríos
de la juventud
que aún la gente vadea
con agua a las rodillas
y veo al otro lado
a mi pequeña hermana
de grandes alas negras
que ha abierto misteriosa
debajo está su cuerpo
desnuda como Venus.
De pronto me despierto
donde los mansos ríos
de la juventud.
EL ESTERTOR GRANDE DEL MAR
Estoy esperándote
en medio de la arena
para correr contigo
en la desolación
en el estertor grande del mar.
Estoy aguardándote
para que corramos juntos
hasta el bungalow lejano
donde vivimos en la noche
mirando las estrellas.
Porque –a veces-
soy sólo tu sombra
o somos dos caballos libres
que corremos juntos
hasta las ciudades
donde nos transformamos
en gente que hace versos
y escribe largas parodias
del mundo
parodias como las aventuras
de don Quijote de la Mancha
donde tú te vuelves
-poco a poco-
loca como yo estoy
y yo me vuelvo cuerdo como tú
y llegamos a ventas
como inmensos castillos
y recorremos caminos
por donde marchan cuerdas
de encadenados presos
que hay que liberar
y llegamos a ríos
-como el Ebro-
con barcos que pueden navegar
los océanos
y llegar a alguna parte.
Estoy aguardándote
en medio de la arena
para correr contigo
en la desolación
Antonio Ferres (Madrid, 1925)
Vivió en Madrid hasta 1964. En 1956 obtuvo el Premio Sésamo por su cuento “Cine de barrio”. En 1964 emigró primero a Francia, y ha residido en México, Estados Unidos y Senegal, ejerciendo como profesor de Literatura española hasta su regreso a España en 1976. Con la publicación, en 1959, de "La piqueta", obtuvo un éxito inmediato y desde entonces fue considerado como uno de los principales autores del realismo social español. Obtuvo el Premio Ciudad de Barcelona por su novela "Con las manos vacías" A partir de 1997 comenzó a publicar poesía (la inmensa llanura, La inmensa llanura no creada y la desolada llanura) “La urraca y los dias iluminados” (editorial Gadir), “El libro de los cambios y las hojas”, (Editorial Gadir), “París y otras ciudades encontradas”.
OBRAS
La piqueta (1959), Caminando por las Hurdes (1960), con Armando López Salinas. Los vencidos (edición italiana, 1962) Con las manos vacías (1964), premio Ciudad de Barcelona. Tierra de Olivos (1964) Mirada sobre Madrid (1967) En el segundo hemisferrio (1970), Ocho, siete, seis (1972), Al regreso del Boiras (1975), El colibrí con su larga lengua y otras historias (1977), Los años triunfales (1978), El gran gozo (1979), La vorágine automática (1982), Cuentos (1983), La muerte reincidente (1990), Los confines del reino (1997), En la inmensa llanura (1997), La inmensa llanura no creada (2000), premio Villa de Madrid de poesía. Memorias de un hombre perdido (2002), Memorias de un hombre perdido (2002) La desolada llanura (2005), El torito negro (2005), Crónica de amor de un fabricante de perfumes (2007), El caballo y el hombre y otros relatos (2008)