Poemas inéditos

Antonio Ferres

EL BISONTE ROJO

Es otra vez agosto
y recuerdo la cascada
y los colores en que la luz
                           se rompe.

Y regreso al tiempo
cuando pinté el bisonte rojo
                         de la cueva

los inviernos infinitos
cuando temblaban de frío
                         los niños
entre la luz de las hogueras
y las sombras vivas.

Afuera seguía la noche

o volvía el sol tibio y amarillo
y corría de nuevo el agua
en la cascada los colores
                               de la vida.

Como cuando pinté
el bisonte rojo de la cueva.

Mientras pasan mil siglos
y grita afuera el hombre
y aún llega aquí el aliento                        
de aquel bisonte rojo.
                               

 

SABER ALGO BRILLANTE

saber algo brillante
                   y perdido
como el sol blanco

como la alegría
de la primera mañana
                        de la juventud

como el aliento leve
del viento que viene

algo como la lágrima primera
                              del hombre
cuando huye del horror
                              del otro

del prójimo que sabe 
                              la verdad
y que ama la ira.

Saber de la alegría
de las lágrimas

las lágrimas brillantes
que bajan como ríos

lágrimas que van
a las ciudades nuevas

donde los hombres pintan
                     bisontes rojos.

 

CUANDO JULIÁN MARCOS CENABA CON ORSON

No era tan distinto
el color del cielo
cuando caía la tarde.

A veces veía
              a Julián Marcos
que iba deprisa
por la calle Ancha
y me gritaba:
-“Hoy ceno con Orson”

y Franco estaba cada día
                        más viejo
y sólo fusilaban gente
algunas noches
                 en las tapias. 

Pedíamos a la vida
que todo fuera
como una gran película.

No era tan distinto
el color del cielo
cuando caía la tarde.

Ahora viene otro cine
las golondrinas anidan
cada vez más alto
en las murallas

llego a mi casa
donde mi gato negro
                      aguarda

y hay un cielo de estrellas

y la película está a este lado
del mudo todavía

como cuando Julián Marcos
cruzaba la calle Ancha.

 

EL INVENTO QUE HICIMOS DE  LA VIDA

Ya está a punto de llover
después de la sequía del verano
y no sé si me querrás aún
no sé por cuántos años
creerás en el invento que hicimos
                                        de la vida
las cosas pequeñas de la casa
como los libros de amor y las flores
y la música del violín roto
                                    de tu escuela.

Pero quizás no llueva aún
y todo siga quieto

todo aguardando
un lugar del tiempo y del deseo  
de donde viene la música

un lugar donde Dios es sólo bueno
y es amado por nosotros

un lugar donde ha muerto el terror
y está a punto de llover
y no sé si me querrás aún
si  todavía creerás en el invento                                                                 
que hicimos de la vida.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LA CASA QUE ASOMA SOBRE EL ACANTILADO.

                      -  I  -

Bastaría esta noche
cuando el océano se rompe
contra las rocas del acantilado.

los balcones abiertos
mientras la inmensidad salpica
en la cama deshecha
                           de la alcoba.

Sería suficiente vivir esta noche
en la casa asomada sobre el océano
                                     interminable

haber vivido esta noche de deseo
en esta isla última del mundo

y despierta el alma
en el horror del paraíso
la atracción de los astros
los cuerpos que tiemblan
desnudos en la cama deshecha.

Es suficiente esta noche
cuando el océano se rompe
contra las rocas del acantilado
sobre el que está la casa.

Bastaría esta noche
para saber que has vivido

mientras las olas se rompen
                                   sin fin
contra el acantilado.

 

                      -  II  -

Porque es vivir
sin los límites del paraíso

sólo la noche inmensa 
que penetra tu sangre

el jadeante deseo de la vida
sin terror y sin culpa

la madre luna de ansia y soledad
allá arriba perdida
y el mar que se rompe
contra la tierra última
                                       
la tierra compasiva 
en el delirio infinito
de ser hombres.

VENDIMIA

Estoy cantando a un amor
que una vez tuve
en una vida parecida a ésta
en un tiempo de viñas encendidas

igual que este septiembre
aún con los secos ríos.

Se parece al caminar
cogido de tu mano
cuando quiero subir
hasta donde somos
                     sólo novios
devueltos a las terrazas
                      de las uvas

comer tantas uvas maduras
como los perros perdidos
                           de los pueblos
que sueñan que son hombres

emborracharnos con el amor
                                 que hay

y ser siempre gente como dioses

saber que de vez en cuando
cantamos a una vida parecida a ésta
en un tiempo de viñas encendidas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

AVENTURA

No sé si es venta
o es castillo
por dónde andamos
bajo las nubes del otoño

por dónde vamos
bajo un cielo tan alto.

No se si es venta
o es castillo
o si es otra orilla de la vida

este aposento donde aguardo
                 que venga alguien

alguien que no ha venido nunca
y que veo llegar ahora

alguien que también anda
a tientas en lo oscuro

que no sabe si estamos
en venta o en castillo

alguien muy encantado

como la chica
con la que inventé el mundo

la casa entre nogales
que llenamos de flores y de libros

un sitio donde crecía
                        la música

ese lugar donde Dios
                  -entre nogales-

era solamente bueno.

 

LA MUCHACHA DE GRANDES ALAS

De pronto me despierto
donde los mansos ríos
             de la juventud
que aún la gente vadea 
con agua a las rodillas

y veo al otro lado
a mi pequeña hermana
de grandes alas negras
que ha abierto misteriosa

debajo está su cuerpo
desnuda como Venus.

De pronto me despierto
donde los mansos ríos
                    de la juventud.

 

EL ESTERTOR GRANDE DEL MAR

Estoy esperándote
en medio de la arena
para correr contigo
                   en la desolación

en el estertor grande del mar.

Estoy aguardándote
para que corramos juntos
hasta el bungalow lejano
donde vivimos en la noche
mirando las estrellas. 

Porque –a veces-
soy sólo tu sombra
o somos dos caballos libres
que corremos juntos
hasta las ciudades
donde nos transformamos
en gente que hace versos
y escribe largas parodias
                                  del mundo

parodias como las aventuras
de don Quijote de la Mancha

donde tú te vuelves
                         -poco a poco-

loca como yo estoy
y yo me vuelvo cuerdo como tú
                   
y llegamos a ventas
como inmensos castillos

y recorremos caminos
por donde marchan cuerdas
de encadenados presos
que hay que liberar

y llegamos a ríos
-como el Ebro-
con barcos que pueden navegar
                               los océanos
y llegar a alguna parte.

Estoy aguardándote
en medio de la arena
para correr contigo
                 en la desolación

en el estertor grande del mar.

Antonio Ferres (Madrid, 1925)
Vivió en Madrid hasta 1964. En 1956 obtuvo el Premio Sésamo por su cuento “Cine de barrio”. En 1964 emigró primero a Francia, y ha residido en México, Estados Unidos y Senegal, ejerciendo como profesor de Literatura española hasta su regreso a España en 1976. Con la publicación, en 1959, de  "La piqueta", obtuvo un éxito inmediato y desde entonces fue considerado como uno de los principales autores del realismo social español. Obtuvo el Premio Ciudad de Barcelona por su novela "Con las manos vacías" A partir de 1997 comenzó a publicar poesía (la inmensa llanura, La inmensa llanura no creada y la desolada llanura) “La urraca y los dias iluminados”  (editorial Gadir), “El libro de los cambios y las hojas”, (Editorial Gadir), “París y otras ciudades encontradas”.

OBRAS
La piqueta (1959), Caminando por las Hurdes (1960), con Armando López Salinas. Los vencidos (edición italiana, 1962) Con las manos vacías (1964), premio Ciudad de Barcelona. Tierra de Olivos (1964) Mirada sobre Madrid (1967) En el segundo hemisferrio (1970), Ocho, siete, seis (1972), Al regreso del Boiras (1975), El colibrí con su larga lengua y otras historias (1977), Los años triunfales (1978), El gran gozo (1979), La vorágine automática (1982), Cuentos (1983), La muerte reincidente (1990), Los confines del reino (1997), En la inmensa llanura (1997), La inmensa llanura no creada (2000), premio Villa de Madrid de poesía. Memorias de un hombre perdido (2002), Memorias de un hombre perdido (2002) La desolada llanura (2005), El torito negro (2005), Crónica de amor de un fabricante de perfumes (2007), El caballo y el hombre y otros relatos (2008)