Pocas cosas han cambiado desde la última vez, desde aquella vez. Nuestros mundos siguen su paralelo discurrir, algún encuentro fortuito, algún beso resquebrajado, algún cine a media noche, un vodka mal servido y poco más. Y yo… yo sigo con mi costumbre, esa estúpida costumbre de mirarte un poco de reojo en la sala oscura del cine mientras cierro los ojos y me imagino vestida de cuero, dueña de una vida que no es la mía.
Y fuera, todo sigue igual: las mismas luces de neón, frío, y la misma lluvia que me atosiga y no me deja respirar. La misma noche. El mismo “tic tac” de la gotera. Noche de nubes. Noche de viento. Noche ligera. Noche diferente. Noche de luna…
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Foto: Man Ray