A ninguna persona que lea esta entrada le interesará saber que el 2013 estuve por Sudamérica y que recorrí buena parte de ese rincón del mundo. Aquí, en El Gallinero, nos dedicamos a hablar de teatro, no hablamos de cosas personales y menos de viajes. Sin embargo, no puedo evitar decirles que aquello fue una de las experiencias más bellas de mi vida.
Durante ese viaje, en septiembre, (y tómese en cuenta que no quiero hablar de ello) llegué a Santiago de Chile y a los pocos días se conmemoraron los cuarenta años del golpe militar comandado por Augusto Pinochet. Tuve la oportunidad de ver cómo las personas hablaban y se prometían unos a otros que esto nunca más se volvería a repetir. La memoria y el dolor de esa herida aún está abierta en esa tierra.
Esos días en que el invierno finalizaba, en los teatros, se representaban muchas obras que contaban diferentes historias sobre la Dictadura Militar. Y como buena Gallina que intento ser, fui a ver unas cuantas. Una de esas fue Yo maté a Pinochet de la Compañía Teatro Errante.
El título fue lo primero que me enganchó para ir a ver la obra, y pensé:
—Yo quiero escuchar lo que me dirá este personaje, quiero saber cómo mató a Pinochet.
Cuando se apagaron las luces, y volvieron a encenderse, y vi entrar a un hombre moreno, con barba, que se detuvo junto a una bonita bicicleta, volví a pensar (y pienso poco para ser franco):
—Esta obra me encantará. Además de ser un magnicida, este hombre anda en bicicleta.
Y ahora, aquí en Madrid, tengo la oportunidad de volver a escuchar ese bonito y complicado acento del sur del mundo. La Puerta Estrecha es el lugar que lo albergará entre el 16 de enero y el 28 de febrero (excepto 23 y 24 de enero), los viernes, 22:30h y sábados, 20:30h.*
Yo maté a Pinochet, un monólogo, que con una austera puesta en escena, nos presenta un personaje, Manolo, un ex combatiente de un grupo revolucionario que confiesa el asesinato del Dictador. Esta declaración provocará una reacción inesperada y despertará en su memoria recuerdos sobre su praxis política, el amor, la amistad, la muerte, las fiestas y sus derrotas.
Y mientras escribo esto, yo también recuerdo, recuerdo mi viaje y me veo saliendo del teatro en una noche muy helada. Recuerdo que caminé por Santiago acompañado de una hermosa mujer, luego nos tomamos un par de botellas de vino chileno. Recuerdo… recuerdo muchas cosas más, pero estoy seguro que a ninguno le interesará saber cuales son, así que dejaré de escribir; pero no sin antes confesar a todos los que llegaron leyendo hasta aquí, que si hubiera tenido la oportunidad y una vida en esa época, seguramente yo también habría querido matar a Pinochet.
Manuel Rodríguez
* Y del 7 al 11 de octubre de 2015 en el Teatro del Barrio
